El Gobierno británico ha anunciado una nueva batería de sanciones económicas contra Moscú, empezando por la congelación de los activos de los seis máximos responsables de la prisión IK-3 donde falleció Alexei Navalny, conocida ‘Lobo Polar’, en la región de Yamalo-Nenets en el Círculo Polar Ártico.
«Los responsables de la muerte del brutal tratamiento de Navalny no deben hacerse ilusiones: les exigiremos responsabilidades», declaró el secretario de Exteriores David Cameron, a su paso por la cumbre del G20 en Río de Janeiro y tras su viaje a las Malvinas.
«Está claro que las autoridades veían a Navalny como una amenaza e intentaron silenciarle una y otra vez», declaró Cameron. «Los agentes del FSP intentaron envenenarle con Novichok en el 2020, lograron meterle en la cárcel por sus actividades políticas pacífica y le enviaron a un penal en el Ártico: nadie debe poner en duda la naturaleza opresiva del sistema ruso».
El Foreign Office ha identificado a los responsables del penal, empezando por su director, el coronel Vadim Konstantinovich Kalinin. Los otros cinco sancionados, que comparten el cargo de videdirectores, son el también coronel Aleksandr Valerievich Obraztsov y los lugartenientes Sergey Nikolaevich Korzhov, Vasily Alexandrovich Vydrin, Vladimir Ivanovich Pilipchik y Aleksandr Vladimirovich Golyakov.
El Gobierno británico ha hecho por su parte un llamamiento a las autoridades para la apertura de «una investigación transparente» de su muerte y para que entreguen el cadáver del opositor ruso a su madre, Lyudmila Navalnaya, que lleva desde el sábado intentando recuperar el cuerpo de su hijo. El ‘premier’ Rishi Sunak y el líder de la oposición laborista, Keir Starmer, condenaron de manera unánime la muerte de Navalny y exigieron responsabilidades a Moscú.
En su intervención en el G20, David Cameron urgió a la comunidad internacional a «adaptar las reglas y las instituciones a los retos que tenemos hoy en día», y acusó al Kremlin de «subvertir el concepto de soberanía» con la invasión de Ucrania.