De todas las críticas a la reciente entrevista de Tucker Carlson al presidente Vladimir Putin me quedo con la que no se ha hecho: la deferencia de los señores de la guerra europeos con la prensa estadounidense. Carlson ha sido el primer periodista en entrevistar al mandatario ruso desde la invasión de Ucrania. Y estadounidense también fue el que logró entrevistar a Adolf Hitler cuando ya había invadido parte del continente europeo.
La diferencia entre ambos es que a John Cudahy le bastó la proeza de acceder al dictador alemán para ganarse el respeto de todos y Carlson ha sido vapuleado por la supuesta falta de agresividad de sus preguntas al ruso, por hacer, según la ex secretaria de Estado, Hillary Clinton de «idiota necesario». Cómo han cambiado los tiempos.
Fue el 23 de mayo de 1941, un mes antes de que la Alemania nazi lanzara su invasión de la Unión Soviética, cuando Cudahy, ex militar y ex diplomático, se sentó para la revista Life con Hitler en su cuartel general de Berghof. La victoria del Eje parecía en aquel tiempo una posibilidad real y Cudahy preguntó a Hitler si pensaba enviar tropas a Estados Unidos, igual que hizo Carlson con Putin en el caso de Polonia. El führer se rio pues «la idea de una invasión del hemisferio occidental era tan fantástica como una invasión de la Luna» y ciertamente el hombre no había pisado por entonces la Luna.
Según Hitler, el ejército alemán no se ocupaba de expediciones militares para presumir o demostrar que nada era imposible para las armas alemanas. Si la empresa de Creta parecía difícil, dijo, un ataque sobre unas 2.500 millas de aguas abiertas, como sería el caso de Estados Unidos, era simplemente impensable. Señaló que nunca había oído a nadie en Alemania decir que el Mississippi era una frontera alemana, en el mismo espíritu en que el primer ministro de Australia se refirió al Rhin como la suya, de ahí, agregó con sarcasmo, que decidiera enviar a algunos prisioneros australianos a ese famoso río alemán, para que se familiarizaran con el ambiente fronterizo.
Cudahy señaló los países ocupados por las fuerzas militares alemanas y preguntó al führer si podía indicar, a grandes rasgos, su disposición con respecto a tales naciones, ante la creencia entre muchos americanos de que la dominación alemana de Europa significaba la supresión de las lenguas, costumbres e instituciones nacionales nativas.
Su respuesta fue que Alemania no había iniciado esta guerra, sino que la guerra fue declarada contra Alemania por Francia e Inglaterra. Era extraño, dijo, oír a los británicos hablar de dominación mundial cuando tenían oprimidos en sus colonias a millones de indios, egipcios y árabes. Cudahy se interesó por sus planes para Bélgica, donde había servido como embajador, y Hitler respondió que su fórmula para el futuro de Europa era «paz, prosperidad y felicidad». Alemania, dijo, no estaba interesada en los esclavos ni en la esclavitud de ningún pueblo. «Arreglaremos las relaciones con nuestros vecinos de forma que todos gocen de paz y prosperidad», resumió.
Al concluir la conversación, Hitler afirmó haber intentado responder a todas las preguntas con claridad y franqueza, pero expresó su escepticismo sobre lo beneficioso de la entrevista en Estados Unidos. Si era en términos de disuasión, no sirvió de nada. Estados Unidos entró seis meses después en la guerra.
Tucker Carlson ha sido el primer periodista en entrevistar al mandatario ruso después de la invasión de Ucrania, al igual que lo hizo en su día John Cudahy, que fue el primero en entrevistar a Adolf Hitler después de que empezara a invadir parte de Europa. Cudahy se ganó entonces el respeto de todos, pero Carlson ha sido vapuleado por la supuesta falta de agresividad de sus preguntas al dirigente ruso.
Estas dos entrevistas, separadas por más de 80 años, presentan similitudes sorprendentes. Ambas involucran a periodistas que lograron acceder a líderes mundiales en momentos críticos de la historia. Aunque las reacciones a ambas entrevistas son muy diferentes, la importancia histórica de estos encuentros no puede negarse.
La entrevista de Cudahy con Hitler se produjo en un momento en que la invasión nazi de la Unión Soviética estaba a punto de comenzar. La victoria del Eje parecía una posibilidad real y las preguntas de Cudahy a Hitler fueron vistas como un intento de entender la visión del líder nazi sobre el futuro de Europa. Por otro lado, la entrevista de Carlson con Putin se produce en medio de la invasión de Ucrania y las preguntas del periodista estadounidense son criticadas por no ser lo suficientemente agresivas.
La diferencia en la forma en que estas dos entrevistas son percibidas puede ser un reflejo de la evolución de la ética periodística y las expectativas del público. Mientras que la entrevista de Cudahy con Hitler se ve como un intento valiente de entender la mentalidad de un dictador en un momento crítico de la historia, la entrevista de Carlson con Putin es criticada por no ser lo suficientemente confrontativa.
Es importante recordar que la labor de un periodista va más allá de hacer preguntas duras. A veces, la verdadera labor periodística radica en lograr acceder a líderes poderosos en momentos críticos de la historia y poder contar con ellos para compartir su perspectiva. En este sentido, tanto la entrevista de Cudahy con Hitler como la de Carlson con Putin son importantes testimonios de su tiempo.
Es necesario considerar también el contexto histórico en el que se produjeron estas entrevistas. La entrevista de Cudahy con Hitler se dio en un momento en que la Segunda Guerra Mundial estaba por desencadenarse por completo. Por su parte, la entrevista de Carlson con Putin se produce en medio de la agitación provocada por la invasión de Ucrania. Ambos momentos históricos representan momentos críticos en los que la labor periodística se vuelve aún más relevante.
En conclusión, las entrevistas de John Cudahy con Adolf Hitler y de Tucker Carlson con Vladimir Putin son momentos significativos en la historia del periodismo. A pesar de las diferencias en la percepción de estas entrevistas, ambas representan la importancia de la labor periodística en momentos críticos de la historia. La ética y la contextualización histórica son factores fundamentales a tener en cuenta al analizar el impacto de estas entrevistas en la sociedad.